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Encender la luz



¿Qué es el periodismo? Podríamos enredarnos en largas y sesudas argumentaciones. Pero, a veces, a grandes preguntas, pequeñas respuestas. Sencillas y directas. ¿Qué es el periodismo? Encender la luz para que todo el mundo vea cómo las cucarachas corren a esconderse. A partir de esta genial cita de Kapuscinski, The New York Times elaboró este vídeo promocional que nos ha remitido nuestra amiga @cruzsolo. Y ahora, a encender la luz.

Javier Urtasun

@jurtasun

www.guk.es
Hace ya cerca de un año que, con el apagón analógico, nuestras televisiones se inundaron de canales digitales. La revolución de la TDT nos ha aportado nuevas posibilidades tecnológicas y una multiplicación de la oferta. Daría para otro post analizar si la infinidad de nuevos canales ha aportado algo en términos de calidad. Al grano. La cosa es que esta nueva era de la TV digital ha conseguido que algunos nos hayamos visto obligados a retrotraernos a los años 60.

Sí. Resulta que en la oferta de TV digital de Navarra, que abarca unos 40 canales, los de ETB no tienen sitio. Y si, por casualidad, uno tiene la tentación de ver alguna de estas cadenas, tiene que cambiar de modo digital a analógico. Y eso, en mi tele, que no es el último grito de la tecnología, pasa por enredar en la trasera de la pantalla hasta conseguir cambiar el cable de la antena. Después de algún que otro conato de accidente doméstico, el modo más práctico de sintonizar ETB consiste en pertrecharse con una luz frontal (al estilo del minero de Antonio Molina).

Así que, en el año 2011, uno tiene que andar así para ver ETB en Pamplona. Mientras mis amigos de Logroño la pueden disfrutar perfectamente en calidad digital, yo tengo que enfundarme el frontal de minero para ver las crónicas de Iñaki Errea para el Teleberri, que curiosamente se graban a menos de 500 metros de mi casa.

Ante este absurdo, los responsables del desaguisado recurren a argumentos peregrinos para poner puertas al campo y negar la evidencia. Como el cerril empecinamiento del Gobierno de Navarra por no poner “ni un euro” para prestar un servicio a sus ciudadanos. Con actitudes incomprensibles como ésta, la solución no parece cercana. Y mientras tanto, a seguir en la mina.

Javier Urtasun

@jurtasun

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El otro día cayó en mi Time Line el informe del COAN sobre los medios de comunicación navarros. Qué menos que echarle un ojo… Y me sorprendí. La radio que hacemos está muy bien valorada por un 75% de nuestros vecinos, pero el consumo de Internet ya es más numeroso que el de radio.
Son dos datos de lo muchos que hay en este informe, pero son dos que me sirven para argumentar algo que los que me conocen, saben que me tiene convencido últimamente: la radio para Internet. Y digo para Internet, no en Internet. No me refiero a sacar por Internet la radio que hacemos de modo convencional, eso no es hacer radio para Internet, para mí.
Si la radio (aunque no sea de buena calidad, porque los medios técnicos y humanos que hay no permiten hacer radio de calidad) es un medio que aporta credibilidad a su audiencia y esta lo valora muy positivamente, e Internet aumenta su consumo por encina de la radio… Ya tienes la fórmula, es sencilla, haz radio (valorada) para Internet (consumo al alza).
Evidentemente, decirlo es fácil, pero hacerlo es harina de otro costal. Pero hay una serie de condicionantes que hacen de la radio para Internet (los podcast) algo deba ser tenido muy en cuenta por productores, profesionales, audiencia y anunciantes. Voy a pasar a contar algunos de los que me parecen más reseñables.
Disponibilidad horaria total. Los podcast quedan colgados en la red para que la audiencia los escuche cuando pueda. La radio convencional tiene un horario para cada programa que te obliga a estar preparado en ese horario para poder acceder al contenido que te interesa. El podcast queda a tu disposición para que puedas buscar el momento que más te convenga para consumir ese programa.
Mp3 un formato fantástico. Yo apuesto por el formato de grabación Mp3 para este tipo de podcast. Se trata de un formato con un peso reducido, que da una calidad suficiente de sonido, que se va comiendo a otros formatos, que es válido para ser incluido en diferentes soportes (web, cd, reproductores mp3 o 4, Iphone, Ipad…). Es el formato que ha aguantado el tirón y que podrá ser adaptado a nuevas herramientas para el futuro.
Mayor selección de la audiencia. La radio convencional llega donde llegan las ondas de su frecuencia, se ciñe a una audiencia geográfica, los que viven o están en un lugar en un instante. Los podcast te llevan a una audiencia temática. Se acercan a tu programa aquellos interesados en el contenido que tu ofreces. Hablas de fútbol, pues lo que lo odian no se bajarán ese archivo, buscarán otro de música o macramé. Ser consciente de esta ventaja es fundamental para diferenciar radio en Internet y radio para Internet.
Contenido más concreto. Saber que tu audiencia ya está interesada en tu contenido evita que se pierda tiempo en explicar ciertas cosas, permite usar un lenguaje más técnico, ir a temas más avanzados. Esto hace sentir al oyente más cercano a quien habla y reforzar la credibilidad del productor del podcast. También hace que quien produce ese archivo tenga que tener una mayor exigencia a la hora de elegir colaboradores y cuidar más cada contenido para no defraudar a una audiencia “más exigente”.
Oportunidad comercial. Cuando uno emite para una audiencia geográfica, su publicidad se basa en que haya mucha gente escuchando y que pueda estar más o menos interesada en el contenido que se hace. Sin embargo, la radio para Internet permite ofrecer al cliente una segmentación mucho mayor de la audiencia. Si hago un programa sobre pelota (no os perdáis Encanchados), sé que tipo de audiencia tengo y los productos que pueden interesarles. El cliente sabrá que su producto se anuncia a una audiencia más proclive a comprarlo. Ya no hay limitaciones geográficas, sino temáticas. Es radio universal, que fragmenta la audiencia por intereses o gustos.

Y dicho esto, que nadie piense que la radio convencional no mola, al revés. Me gusta, me apasiona y vivo de ella. La magia del directo es preciosa, pero hay que ser capaces de darle la vuelta a lo que hacemos, interpretar los datos que nos llegan y buscar soluciones para un mercado publicitario claramente saturado.
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